La educación en tiempos de COVID-19: reflexiones y aprendizajes

Conversamos con Marilú Martens, Directora Nacional de CARE Perú, sobre la educación en épocas de COVID-19. Además, nos cuenta sobre el programa Niñas con Oportunidades y la labor educativa de CARE Perú durante la pandemia.

Este año la educación básica escolar dio un giro de 180 grados debido a la pandemia. Por primera vez a nivel nacional, las clases se han dado de forma remota por radio, televisión e Internet con el programa Aprendo en Casa. Esta nueva modalidad ha traído nuevas oportunidades, pero también problemas y desafíos que han afectado, especialmente, a miles de niñas y adolescentes de zonas rurales que sufren las consecuencias de la brecha educativa, económica y de género.

Para entender mejor el panorama de la educación en este contexto, conversamos con Marilú Martens, Directora Nacional de CARE Perú, quien reflexiona sobre las principales dificultades que ha traído este año. “Lo primero es que se han hecho más evidentes todas las deficiencias que tenemos en nuestro sistema educativo”, señala.

Además, resalta que la pandemia ha dejado lecciones importantes en cuanto al manejo de emociones. “Todos están siendo afectados por las circunstancias actuales: los estudiantes están viviendo el mismo o mayor estrés que los adultos, los docentes también. Entonces, es importante priorizar en la estrategia la recuperación y fortalecimiento de las emociones de la comunidad, estudiantes, profesores y padres de familia”, indica. Junto con esto, también deben ser prioritarias las competencias ciudadanas, la comprensión lectora y capacidades básicas como la identificación de problemas y la capacidad de buscar soluciones.

En cuanto a la educación remota y los problemas de conexión y acceso a Internet en el país, Martens considera que otra de las lecciones aprendidas es que “si bien la educación digital puede ayudarnos a cerrar brechas para ir a los lugares más alejados del país, hoy es un factor que crea desigualdades porque el acceso a esta importante herramienta no es parejo en el Perú, por los factores geográfico y económico”. De hecho, datos de INEI del primer trimestre de este año indican que solo 5,9% de los hogares del área rural accede a Internet y solo el 7,5% posee computadora.

Aprendo en casa y la educación en zonas rurales

Sobre Aprendo en Casa, nuestra Directora Nacional resalta que “el Ministerio de Educación tuvo reflejos rápidos, además fue valioso el aporte de todos los sectores incluyendo el nuestro como CARE Perú. Pusimos a disposición toda nuestra propuesta de trabajo con el sector más vulnerable y necesitado: las escuelas en las áreas rurales”.

En su opinión, las mayores brechas están en la educación rural y es ahí donde se necesitan mayores esfuerzos. “Tenemos un inicio tardío (de la educación) en las niñas, atraso escolar y un bajo nivel de calidad educativa en las zonas rurales. El acceso a educación secundaria es limitado, las adolescentes tienen que caminar muchas horas y además expuestas a la violencia”, resalta.

Un estudio de ONU Perú hace énfasis en que más del 30% de adolescentes no culmina el colegio en la edad esperada, lo cual afecta en mayor medida a escolares del sector rural en departamentos como Huánuco, Huancavelica, Cajamarca, Loreto y Amazonas.

Por esta razón, es muy importante tomar en cuenta las necesidades particulares de cada región: no es lo mismo el año escolar en una escuela de la Amazonía que en una de la costa o sierra. “Necesitamos diseñar una estrategia equilibrada que combine el aprendizaje presencial y el aprendizaje a distancia de acuerdo a las realidades que tiene cada contexto”, explica.

Niñas con oportunidades: el compromiso durante la emergencia

Durante la emergencia sanitaria hemos seguido trabajando por la educación, adaptando nuestra propuesta a los nuevos requerimientos de alumnos y docentes. “CARE Perú pudo reaccionar rápidamente a raíz de la declaración de la cuarentena en marzo. Además de variar nuestra estrategia de enseñanza, también digitalizamos la propuesta con toda la infraestructura educativa y tecnológica necesaria, con el acompañamiento y el desarrollo de competencias que requerían los docentes”, explica Marilú Martens.

Un ejemplo de ello es el programa Niñas con Oportunidades, que ha seguido funcionando durante la pandemia y que tiene como objetivo que las estudiantes adolescentes de zonas rurales culminen la secundaria en edad oportuna y con habilidades para la vida. Así, ellas pueden aprender sobre ciudadanía y habilidades socioemocionales, educación sexual integral y empoderamiento económico para, luego, construir un plan de vida que puedan cumplir. “Se trabaja con toda la comunidad, docentes, directivos de las diversas instituciones y madres y padres de familia. Es una propuesta que comprende a todos los actores con la finalidad de que las niñas puedan lograr esos sueños a los que tienen derecho”, enfatiza.

“Nuestro propósito tiene como base que las niñas sean catalizadoras para el cambio de sus comunidades, escuelas, localidades. Las mujeres invierten el 90% de sus ingresos en el desarrollo de sus familias, por eso, es importante que sepamos que apostar por la educación de una niña es apostar directamente por el desarrollo de las familias y comunidades del país”, culmina.

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